EXPLICACIÓN DE TODA LA BATALLA LEGAL POR SUPERMAN
Ahora que el litigio por los derechos de Superman se ha resuelto finalmente a favor de DC/Warner, es el mejor momento posible para recapitular lo que han sido estas largas décadas de denuncias, juicios y malos rollos entre los creadores del Hombre de Acero (y sus herederos) y la editorial que lo publica. ¿Cómo comenzó todo? ¿Cuáles han sido los pasos? ¿Qué representa el fallo final a favor de Warner? Nuestro amigo y colaborador Antonio Monfort ha realizado un estudio de todos los pormenores del asunto y ha recopilado toda la información en un espléndido artículo con el que todo os quedará clarísimo. Disfrutadlo a continuación.
LA BATALLA LEGAL POR SUPERMAN La sentencia dictada el pasado Jueves 10 por el Tribunal de Apelaciones del 9º circuito de los EE.UU, parece poner fin a la larguísima batalla que los creadores de Superman y luego sus herederos mantuvieron contra DC comics a lo largo de los años. Esta amarga y ambigua cuestión se ha venido arrastrando prácticamente desde el nacimiento del personaje en 1938, y a pesar de que esta nueva resolución suena como algo bastante definitivo, algunos cabos sueltos aún quedarán por dirimirse en el futuro. Vamos a repasar esta truculenta historia desde el principio, intentando hacerla medianamente comprensible para aquellos que no somos expertos en leyes o copyrights, y echando un vistazo al que quizá haya sido el lado más oscuro en la creación de Superman.
1938, EL PRINCIPIO Y UN CHEQUE DEL QUE ARREPENTIRSE En 1938 Jerry Siegel y Joe Shuster eran dos autores de comics muy jóvenes que pugnaban para que sus historias y personajes fueran del agrado del público. Complacían así a un grupo de avaros y a menudo descontentos editores que pese a todo, eran quienes les pagaban sus honorarios. Por todo ello, cuando por fin consiguieron vender una de sus más queridas y hasta entonces más despreciadas creaciones a la National Periodical Publications (futura DC comics) por un neto de 130 dólares y un contrato para suministrar material a la editorial, su alegría fue considerable. Poco imaginaban entonces la importancia de que con aquel cheque (recientemente subastado por 122.000 dólares) se fueran todos los derechos sobre su personaje y que aceptarlo se convertiría en una decisión que les pesaría toda su vida.
El éxito de Superman fue apabullante. Brutal. Inesperado. La joven industria del comic americano jamás había visto nada semejante. Los beneficios para la editorial comenzaron a ser impresionantes y Jerry y Joe también se beneficiaron de ello… hasta cierto punto.
En 1940, ambos eran autores bien remunerados, fuentes de la época hablan de que llegaban a embolsarse unos 75.000 dólares al año, una cantidad inusual y abultada para unos autores de comics, pero ridícula si la comparamos con los ingresos que el personaje estaba generando. Por aquellos años, los creadores ya renegociaron el acuerdo original acerca de los royalties que cobraban por el personaje, pero más que un acuerdo lo que se consiguió es un creciente malestar entre ellos y la compañía que desembocaría en una demanda que, en 1947, pretendió conseguir anular su contrato de 1938 y recuperar los derechos del personaje. Ese mismo año la pareja interpone una demanda por los derechos de Superboy, que consideraban una creación aparte y que entonces National estaba publicando, según ellos, sin autorización. Como consecuencia inmediata de las demandas ambos son despedidos y, lo que era peor, sus nombres fueron eliminados de las historias de Superman, negándoseles así el crédito artístico por la creación del personaje que nadie más podía merecer.
Aquella primera batalla legal acabará en 1948 cuando un tribunal de nueva york dictaminó que el contrato de 1938 debía ser mantenido. Sin embargo, un fallo del juez J. Addison Young les concedió los derechos de Superboy. Un mes más tarde, ambas partes llegaron a un acuerdo por el que National les pagaba a la pareja 94.000 dólares, con la condición de abandonar cualquier reclamación acerca de los derechos de Superman. La pareja aceptó, dejando por escrito su admisión de que los derechos de Superman eran de la DC para todas las formas de reproducción y presentación, tanto presentes como futuras. Pese al acuerdo, DC se negó a volver a contratarles y, para ambos creadores –especialmente Shuster–, comienzan años de dificultades económicas y un casi completo ostracismo profesional.
LOS 70. LAS ACTAS DE COPYRIGHT SE ESTIRAN COMO UN CHICLE El acta de copyright de 1909 era una importante ley americana, aún en vigor en los años 70. Según esta, los derechos de explotación de un personaje tenían una validez de 28 años, con la opción de renovarse para otros 28 si no surgía ningún inconveniente ni reclamación al respecto. Siegel y Shuster tenían muchos inconvenientes al respecto del copyright de DC sobre Superman y en 1973 volvieron a plantear una demanda de propiedad argumentando que su cesión de los derechos era solo para 28 años y que no tenían intención de renovarla de ninguna manera. Pero en esta segunda batalla, la pareja volvió a recibir un veredicto negativo tanto en el primer juicio como en la apelación que se resolvió en diciembre de 1974
A lo largo de los años siguientes incluso la prensa se hizo eco de la paupérrima situación económica de los creadores de Superman, mientras que en DC una nueva hornada de autores y editores estaba en completo desacuerdo con el trato otorgado a los dos maestros. Por todo ello, Warner Communications les concede a ambos en 1975 pensiones vitalicias por valor de 20.000 dólares anuales además de seguros médicos. Jay Emmet, vicepresidente de Warner, llega a declarar que aunque no hay obligación legal, la empresa se siente moralmente obligada hacia la pareja. Pero más importante aún es que por fin, su crédito artístico les es devuelto y desde entonces el nombre de Jerry Siegel y Joe Shuster aparecerá donde quiera que se cuente una historia de Superman. Este sea posiblemente su mayor triunfo en los años de lucha legal.
Un año después, en 1976, la extensión del acta de copyright es prorrogada 19 años más, lo que hace que los derechos de un copyright puedan alcanzar un total de 75 años. Sin embargo con esta nueva extensión se añade una cláusula que permite a los creadores reclamar sus derechos, tal como Siegel y Shuster habían pretendido en 1973, durante estos últimos 19 años recién añadidos. Por tanto, Siegel y Shuster tendrían una nueva oportunidad de reclamar sus derechos en cuanto hubieran pasado los 56 años del acta de copyright original, con lo que nos plantamos en 1994. A esas alturas, el acta de extensión de copyright había vuelto a ser prolongada (por la Sonny Bono Act en 1988) alcanzando un total de 95 años, con lo que el plazo de posibles reclamaciones se extiende aun más. Lamentablemente, Joe murió en 1992 y Jerry un poco más tarde, en 1996. Su mujer Joan y su hija Laura reclamaron los derechos de su mitad de Superman en 1999. En 2004 Mark Peary, sobrino de Shuster, haría lo mismo con su parte.
UN SUPERMAN DIVIDIDO En los primeros años de la década de los 2000, Warner intenta (y casi consigue) llegar a un acuerdo con la familia Siegel (recordemos que la de Shuster no entraría en liza hasta el 2004) pero finalmente este arreglo no se consigue y empieza la parte más dura de la batalla legal por los derechos del personaje.
Algunas voces culpan de la falta de acuerdo a Marc Toberoff, el abogado de la familia Siegel. Este personaje es un reputado abogado experto en cuestiones de copyright que ya había tenido sus más y sus menos con Warner en los 90 cuando había representado a Gilbert Ralston, el creador de la serie de tv “The Wild Wild West,” en una pugna que afectaba la (horrorosa) película del mismo título. A pesar de que la familia Siegel solo ha tenido buenas palabras hacia Toberoff, son muchos los que piensan que fue él quien les convenció de no aceptar ningún acuerdo y presentar sucesivas demandas por los derechos de Superman, ya que según él, el caso estaba ganado.
El mayor éxito de los Siegel y Toberoff llega en Marzo de 2008, cuando el Juez Larson de la corte del distrito central de California dictamina que Joan y Laura tenían efectivamente derecho a una porción del copyright de Superman. La sentencia no afectaba a los derechos internacionales y tampoco aclaraba cuestiones como la cantidad de dinero a percibir por los Siegel o si la cesión de derechos abarcaría también expresiones del personaje más allá de los comics. Lo que sí dejaba claro es que solo se garantizaban los derechos sobre los beneficios obtenidos a partir de 1999. En cualquier caso, la sentencia era un golpe muy duro para Warner y para la continuidad de Superman tal y como lo conocíamos. ¿Le seguiría interesando a Warner hacer películas sobre un personaje del que luego tenía que repartir beneficios? ¿Podía hacerse un Superman que no contara con los elementos básicos que aparecen en el Action Comics nº 1, que era sobre lo que tenían derecho los Siegel? ¿O podríamos llegar a encontrar dos supermanes distintos, el de DC y el que los Siegel quisieran hacer cediendo sus derechos a otra editorial o productora? La Warner, por supuesto, no se quedó quieta y sus legiones de abogados comenzaron a preparar una apelación.
Por si lo anterior fuera poco, los Siegel tramitaron asimismo otra terminación de copyright esta vez en 2002 y que afectaba al personaje de Superboy. Esta terminación es dirimida a su favor en 23 marzo de 2006. Sin embargo aquí también Warner contraataca y en Julio de 2007 la misma corte dicta otra sentencia que anulaba la de 2006. El litigio de Superboy aun continúa a día de hoy.
Pese a estar en proceso de apelación de la sentencia sobre Superman, Warner llega a un acuerdo con la familia para el reparto de los beneficios generados por “Superman Returns” y la serie de TV de Smallville, acuerdo que según los Siegel no se cumple y les lleva a demandar a la compañía una vez más. En Julio de 2009 el juez de distrito Stephen G. Larson les niega su reclamación y considera que Warner ha cumplido su parte del trato. Si bien, la sentencia dictaminaba que si Warner no empezaba una nueva película de Superman en 2011, los Siegel tendrían derecho a demandarles por daños y perjuicios.
Por otro lado, los herederos de Shuster no tuvieron tanto éxito. Su litigio también fue largo, pero en octubre de 2012 el juez de distrito Otis Wright sentenciaba que un acuerdo establecido en 1992 entre Jean Peavy (hermana de Joe Shuster) y DC/Warner eliminaba cualquier derecho de los shuster sobre el copyright del personaje. En dicho acuerdo, DC acordó pagar las deudas acumuladas por Joe Shuster y pagarle a Jean 25.000 dolares al año por el resto de su vida si renunciaba a cualquier reclamación por los derechos del personaje.
Aunque la sentencia puede ser apelada, el 50 por ciento de los derechos de Superman ya estaba en manos de DC. Faltaba la otra mitad, la de Siegel. La sentencia a favor de Toberoff y los herederos de este en 2008 aun pesaba y la apelación seguía pendiente. Warner basó dicha apelación en afirmar que en 2001 se había llegado a un acuerdo con los Siegel no muy distinto del alcanzado con Shuster en el 92 y que un aumento en los royalties por el personaje se había intercambiado por el abandono de las reclamaciones del personaje. Sin embargo según Toberoff este acuerdo nunca se había cerrado formalmente, y por tanto no tenía validez legal.
Como una parte más de esta batalla legal, Warner demanda a Toberoff acusándole de mala praxis y de haber empujado a los Siegel a romper el acuerdo de 2001 y comenzar su batalla legal en busca de beneficios. La corporación presenta documentos “misteriosamente” desaparecidos de las oficinas del abogado donde se demuestra el acuerdo alcanzado con los Siegel en 2001 y la presión ejercida por este sobre la familia. Aquí Laura Siegel sale en defensa de su abogado, e incluso escribe una carta abierta a los fans explicándoles su versión de los hechos y su determinación a continuar la lucha pese a la muerte de su madre y su delicada salud.
Y LLEGA EL FINAL: EL GANADOR DE LA BATALLA LEGAL, ES… Finalmente, la sentencia de este jueves 10 de Enero de 2013 admite que el acuerdo con los Siegel de 2001 si tiene validez legal y que por tanto Warner solo estará obligada a pagar a los herederos del creador los royalties acordados. El otro 50 por ciento de Superman vuelve así también a DC comics.
Con las dos partes de derechos en sus manos, DC ha recuperado el completo control sobre el personaje y el derecho sobre todos los beneficios que “Man of Steel” y cualquier otra película con Superman pueda ofrecer. Es cierto que aún quedan cabos sueltos; falta por dirimir la disputa por Superboy, la sentencia sobre los Shuster puede ser apelada e incluso la de los Siegel podría ser llevada al Tribunal Supremo, pero ninguna opción parece demasiado viable u ofrecer demasiadas garantías de éxito. Las nubes sobre los derechos de Superman han desaparecido por primera vez en años y, al menos de momento, el sol brilla para Warner y DC comics.
Fuente: Antonio Monfort Gasulla para www.supermanjaviolivares.net