Superman Birthright

Antes de comentar BirthRight es necesario situar convenientemente esta obra dentro del Universo DC, y para ello, debemos retroceder en la longeva historia de Superman.

Reconozcámoslo, un personaje con más de sesenta años de historia ya debería tenernos a todos aburridos. Engendros como el Superman rojo y el Superman azul, Beepo el super-mono, Comet el super-caballo, Streaky el super-gato y Krypto el super-perro no resistirían un par de números en el cruel mercado de los cómics de hoy.

Y evidentemente la continuidad (concepto que hace suponer que todos los cómics forman parte de una misma super-hiper-mega historia, y que tienen que ser consistentes entre sí) se haría absolutamente inmanejable, considerando que Lois Lane fue, incluso, negra (Superman's Girlfriend Lois Lane #106). Y Superman se sometió a Kryptonita dorada en 1986, perdiendo sus poderes (en "Whatever Happened To The man Of Tomorrow?" de Alan Moore y Curt Swan).

Para poder manejar de un mejor modo la continuidad, cada cierto tiempo DC realiza un proceso de "borrón y cuenta nueva". El último mega proceso de esta naturaleza fue en 1986, y se llamó Crisis En Tierras Infinitas. Como corolario de esta saga, en la que desaparecieron incontables mundos los personajes emblemáticos del sello tuvieron un nuevo origen.

Batman lo tuvo a manos de Frank Miller y David Mazzuchelli, en Batman Year One.

Wonder Woman, cortesía de Marv Wolfman y George Perez, con un nuevo número 1.

Superman también, cortesía de John Byrne, en Man Of Steel, quien vendió el alma de su madre a la DC para que le dieran poder absoluto sobre el azuloso. Recordemos que a comienzos de los 80, Byrne era grito y plata junto a Chris Claremont en X-Men.

En Man of Steel, Byrne define a lo largo de en seis números un Kryptón aséptico (y, aparentemente, desprovisto de emociones), la relación triangular Superman/Lois/Clark, el nuevo Luthor empresario despiadado, el nuevo equilibrio con Batman, un debut y despedida de Bizarro, y un –cerrando la mini- abrazar su herencia kryptoniana por parte de nuestro superhéroe favorito. Todo, acorde a la sociedad de los 80. Luthor, por ejemplo: empresario malvado. Ya no científico loco (el concepto estaba totalmente pasado de moda).

No obstante la intención, este nuevo origen produjo más problemas que soluciones (ejemplo: la eliminación de Superboy de la continuidad, y como consecuencia, de la Legión de Super-Héroes), Byrne se pisó la cola, y todo lo que se construyó encima fue tan estable como un castillo de naipes.

Casi veinte años después (parece que ese sería el número místico de nuestro personaje), Mark Waid, el brillante escriba de DC que nos ha regalado joyas como Kingdom Come, se puso manos a la obra con un nuevo origen para el hombre de acero: Birthright.

¿Un nuevo origen? ¿Qué, ya no nació en Kryptón? No, aún nació por allá. Pero la historia del cambio de edad, de su maduración, de su relación con los personajes secundarios, de su adecuación a los tiempos que corren, etc. Y, también hay que decirlo, alineándolo un poco con la continuidad de la TV actual, léase Smallville, y alineándolo –también- con la nueva sociedad. Luthor, por ejemplo: ahora es un astrobiólogo. Ya no un empresario malvado. Mucho menos un científico loco.

Para esto, DC tomó los trazos de Leinil Yu: toscos pero enérgicos. Dinámicos. Apropiados para contar –nuevamente- la historia del origen. Y las tintas de Alan Guilan, con volumen y sombras épicos, complementando a la perfección los lápices. Y la paleta de McCraig, viva, mezcla de los colores básicos del héroe con tonos asepiados (perdón por la palabreja).

Para muchos, esta es una saga intrascendente, que no aporta nada. Para mí, es un excelente re-origen del Supes para el siglo XXI. Bien contada, con volumen, con guiños al lector avezado, pero lo suficientemente autocontenida como para invitar a las nuevas generaciones a abrazar la historia de este Superman sin necesidad de cargar con una mochila de sesenta y tantos años. Ahora, pese a que me guste, debo reconocer, que es una historia buena, pero no es la mejor. Está a años luz de, por ejemplo, Secret Identity de Kurt Busiek y Stuart Immonen, o de Superman For All Seasons de Jeph Loeb y Tim Sale. Pero tampoco es ninguna porquería pergreñada por Dan Jurgens. Es una buena historia, pero no la DEFINITIVA.

Birthright tiene la gracia de no meterse tanto en la continuidad del personaje, si no que narra lo básico de el, un niño que llega a la tierra desde otro planeta y es criado por padres cariñosos y preocupados. De ahí la historia salta a la madurez de Clark y todo su desarrollo como personaje y su comienzo como Superman en Metropolis, lo cual se cuenta muy bien y de forma muy entretenida por Mark Waid. Igualmente eché de menos que se contara más de su infancia y de su descubrimiento de los poderes, pero para eso hacen alusión directa a la serie Smallville. Además Waid agrega durante la serie varios guiños de la historia del Hombre de Acero que son casi un regalo extra para quien conoce la larga historia de Superman.

El dibujo de Leinil Francis Yu quizás no es refinado, quizás se puede decir incluso que no es apto para Superman, pero esta vez lo disfruté mucho durante los 12 números y junto con las tintas y el coloreado dan un aire de renovación y modernidad al personaje y su entorno que no veía hace tiempo y que le dió una sensación de frescura a la serie que daba realmente la impresión de estar leyendo por primera vez una historia de Superman.

Birthright sólo trata del crecimiento de Clark, de sus primeros días en Metropolis, en el Daily Planet y su primer gran enfrentamiento con Lex Luthor que lo lleva finalmente a establecerse como el gran héroe que conocemos hoy día. Ahí está la gracia de Birthright, que sin conocer previemente la historia de Superman, nos presenta un relato donde podemos encontrar las bases del personaje, crecer junto a el y ver como se transforma en el más grande superhéroe de todos los tiempos, en una historia apta tanto para comiqueros de largo tiempo como para quien está empezando en este hobby.

En resumen, Birthright es que pese a no aportar nada nuevo a la esencia del Hombre de Acero, consigue engancharte y mantenerte entretenido durante de lectura. A eso se reduce la importancia de esta obra.

Saludos.
Diego.

Citándo mis propias palabras escritas con anterioridad:

Steel escribió:

Para muchos, esta es una saga intrascendente, que no aporta nada. Para mí, es un excelente re-origen del Supes para el siglo XXI. Bien contada, con volumen, con guiños al lector avezado, pero lo suficientemente autocontenida como para invitar a las nuevas generaciones a abrazar la historia de este Superman sin necesidad de cargar con una mochila de sesenta y tantos años. Ahora, pese a que me guste, debo reconocer, que es una historia buena, pero no es la mejor. Está a años luz de, por ejemplo, Secret Identity de Kurt Busiek y Stuart Immonen, o de Superman For All Seasons de Jeph Loeb y Tim Sale. Pero tampoco es ninguna porquería pergreñada por Dan Jurgens. Es una buena historia, pero no la DEFINITIVA.

Birthright tiene la gracia de no meterse tanto en la continuidad del personaje, si no que narra lo básico de el, un niño que llega a la tierra desde otro planeta y es criado por padres cariñosos y preocupados. De ahí la historia salta a la madurez de Clark y todo su desarrollo como personaje y su comienzo como Superman en Metropolis, lo cual se cuenta muy bien y de forma muy entretenida por Mark Waid. Igualmente eché de menos que se contara más de su infancia y de su descubrimiento de los poderes, pero para eso hacen alusión directa a la serie Smallville. Además Waid agrega durante la serie varios guiños de la historia del Hombre de Acero que son casi un regalo extra para quien conoce la larga historia de Superman.

Espero que tras una segunda lectura de mi comentario, mi opinión sobre la obra Birthrigth haya quedado más clara.

Saludos.
Diego.